29 abril 2016

Crecimiento con inversión pública y más déficit fiscal

El Fondo Monetario Internacional prevé que el crecimiento en Bolivia se mantenga sólido (3,8 por ciento en 2016), apoyado principalmente en el elevado nivel de inversión pública y un mayor déficit fiscal, respecto a las dos gestiones pasadas. La proyección se encuentra en el último informe de la entidad internacional, denominado “Perspectivas económicas en Las Américas, administrando transiciones y riesgos”.

El estudio señala que la mayoría de las economías de América del Sur están manejando la transición ajustándose a precios de las materias primas más bajos de manera ordenada, con el propósito de lograr una combinación de políticas que respaldan un elevado nivel de empleo y un crecimiento moderado. Empero, en algunos casos, se necesitarán ajustes adicionales de la balanza de pagos para contener los riesgos.

El análisis que realiza sobre el contexto, reconoce que la crisis internacional de precios golpeó duro a las economías de América Latina, en especial a las naciones exportadoras de materias primas. Sobre esta base, estima que, en general, se producirá una reducción de 0,5 por ciento en el crecimiento del presente año.

CASO DE BOLIVIA

Respecto a Bolivia, el documento del FMI indica que “si bien se prevé que el crecimiento se mantenga sólido (3,8 por ciento), esto se apoyará principalmente a la elevada asignación de recursos fiscales para el programa de inversión pública y un cuantioso déficit fiscal. Al mismo tiempo, el balance de cuenta corriente se ha deteriorado sustancialmente, como resultado del vigoroso crecimiento real de las importaciones, la apreciación real de la moneda y la caída de los precios de exportación de gas”.

El informe muestra datos históricos de crecimiento que registró Bolivia desde 2013, en cuyo año fue el mayor de la década, 6,8 por ciento, pero también señala que existe una desaceleración en el crecimiento de la economía.

OPINIÓN DE ANALISTA

Al respecto, el analista económico Ernesto Bernal opinó que el país pasó ya el período de las vacas gordas, y ahora ingresa en una etapa de vacas flacas. Esto último, se refleja en el proceso de desaceleración en el que se encuentra la economía nacional.

Puntualizó que desde 2013 la tasa de crecimiento bajó hasta el 2015, en cuyo año registró 4,8 por ciento, según el Gobierno, aunque el entrevistado pone en duda la cifra debido a que el Instituto Nacional de Estadística (INE), no presenta base de datos.

Con respecto a la inflación, el FMI presenta que la de Bolivia entre 2013 y 2014 se ubicó entre las más altas, pero en 2015 fue la más baja, pero para la presente gestión y la próxima registrará una cifra medianamente alta, de 5 por ciento.

En lo que respecta a la cuenta corriente (intercambio de bienes comerciales), el FMI observa un deterioro en 2015 y estima que se proyecta similar situación en la presente gestión, aunque puede que marque una tendencia en aumento. Sin embargo, considera que el próximo año marcará una cifra menor al de 2016.

En 2013, la balanza de cuenta corriente registró porcentaje positivo, al igual que en 2014, aunque menor. Pero en 2015 la cifra fue de -6,9 por ciento, en 2016 se estima que sea de -8,3, en 2017 de -7,1 por ciento.

DEPRECIACIONES

Asimismo, el FMI prevé que las recientes depreciaciones de las monedas crean presiones inflacionarias en toda América Latina, aunque más moderadas que en el pasado. Las mejoras de los regímenes monetarios durante las últimas dos décadas han reducido, de forma sustancial y generalizada, por lo que el traspaso del tipo de cambio afectó al nivel de precios al consumidor.

En países con marcos de política monetaria creíbles, las autoridades tienen espacio para permitir que los precios relativos se ajusten a través de una depreciación del tipo de cambio, pero sin comprometer los objetivos de inflación, en tanto las expectativas de inflación a mediano plazo se mantengan bien ancladas.

En aquellas economías que muestran evidencia de que existen efectos de segunda ronda considerables es conveniente mantener una actitud más vigilante.

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